“Cuando uno hace algo con el corazón, uno debe sentirse orgulloso»

Según las personas de su círculo íntimo es tenaz como todo asturiano, tiene carácter y una desmesurada confianza en sí mismo. Está convencido de que nadie puede sacarle más partido que él al coche que conduce. Además, a pesar de su carácter serio en los circuitos fruto de su concentración a la hora de competir, tiene un carisma que enamora a la gente. En familia y con las amistades, es bromista y divertido. En casa le apodan “Nano”, sus rivales “Magic” y la prensa “El Toro”, debido a su envergadura.

Es un apasionado de todos los deportes, los cuales utiliza como entrenamiento. Practica habitualmente ciclismo, tenis, natación, fútbol y su equipo preferido es el Real Madrid, club en el cual este año fue nombrado socio de honor. Su comida preferida, aparte de los guisos asturianos de su madre, es la pasta, le encanta el cine de terror, la magia y su ídolo deportivo por excelencia es el ciclista que logró vencer al cáncer: el estadounidense Lance Armstrong.

Aunque no requiere mayor presentación, Fernando Alonso Díaz nació el 29 de julio de 1981 en Oviedo, hijo de José Luis Alonso, maestro industrial y hoy director deportivo de Adrián Campos Motorsport, y de Ana Díaz, dependienta de El Corte Inglés en la capital asturiana. Tiene una hermana cinco años mayor, Lorena, médica de profesión. Proveniente de una familia de clase media, desde los tres años cuando su padre le regaló un kart que él mismo había construido, y ganó su primera carrera, hasta su debut en la formula 1 en 2001 con Minardi en el Gran Premio de Australia, demostró sus ganas de progresar. Si bien su proyección siempre fue fulgurante, de ciudad en ciudad y de circuito en circuito, existieron muchos obstáculos que superar y objetivos por alcanzar. Acompañado siempre por su padre, mecánico y consejero, y criado en un ámbito de valores basados en la unión familiar, fue inicialmente campeón de karting de Asturias y de Galicia.

Ya en categoría cadete, algo que para la modesta familia era muy difícil de afrontar, y habían decidido desistir, surgió el primer “milagro”. Apareció Genís Marcó, importador de karts, que se encaprichó de las cualidades de Fernando, hasta el punto de que éste estrenaba un kart en cada carrera y Marcó le conseguía patrocinadores para los viajes o ponía él mismo el dinero de su bolsillo. De esta forma el joven superaba a partir de los resultados y lo que provocaba su desempeño en los especialistas en la materia su primer gran escollo.

A partir de ese momento, sus logros como cadete y junior fueron interminables, entre los más destacados se proclamó campeón en 1993 y 1994 de sendos Campeonatos de España, lo que le sirvió de pasaporte para participar posteriormente en el Campeonato del Mundo. Así, con un sueldo de 100.000 pesetas al mes y catorce años, llegó al Mundial de Karting. Era su primera participación y subió al podio como tercer clasificado. En 1996, siguió disputando carreras de karting, y se proclamó nuevamente campeón de España, del Trofeo Estival de Italia, del Marlboro Grand Prix y, lo que es más importante, campeón del mundo en categoría junior. Al año siguiente continuaron los éxitos, compitió en la categoría Internacional A, en la que se proclamó campeón de España, de Italia y de Europa. Posteriormente, aún en la misma categoría, fue de nuevo campeón de España, y ganó, además, el Trofeo París-Bercy, el de la Industria en Italia y el Open Ford.

Fue entonces cuando apareció en escena otro personaje fundamental en la carrera de Fernando Alonso, el ex piloto valenciano de Minardi Adrián Campos, quien sería a partir de ese momento su sombra y mánager. Campos conocía a Alonso desde que éste era un niño y seguía su trayectoria minuciosamente sin que el interesado se percatara. Para 1999 lo fichó como sustituto de Marc Gené en la fórmula Nissan, de monoplazas, un campeonato de velocidad pensado para pilotos, no para marcas. Alonso consiguió 9 pole position, 8 vueltas rápidas y 6 victorias, lo que le dio el título de campeón Euro Open Movistar. Curiosamente, no tenía carnet de conducir y con sólo diecisiete años volaba en los circuitos a más de 250 kilómetros por hora.

Con su primer título de monoplazas bajo el brazo, debía y soñaba seguir progresando en búsqueda de sus objetivos. El paso natural fue la fórmula 3.000, en la que en 2000, el año de su debut, logró su primera victoria en el Gran Premio de Bélgica, integrado en el equipo Astromega. Este exitoso debut lo consagró ya como una promesa de la fórmula 1, en la que debutó, alcanzando uno de sus principales sueños, después de ejercer como probador de Minardi (la escudería menos competitiva), en el Gran Premio de Australia de 2001. Aun así, y tal cual lo mencionado al inicio del presente articulo le sacó el máximo partido a su coche, terminando nueve carreras y superando ampliamente y con asiduidad a Tarso Marques, su compañero de equipo.

Lo que siguió después, ya en la máxima categoría a nivel mundial, lo convirtió en la historia viva del automovilismo, especialmente en España. La primera victoria del asturiano en F1 llego en el Gran Premio de Hungría en 2003 con Renault, con tan solo 22 años y 26 días, siendo el más joven en lograr una victoria, superando el récord de Troy Ruttman (22 años y 80 días) y Bruce McLaren (22 años y 104 días), quienes ganaron en 1952 y 1959 respectivamente. La mencionada escudería además le dio sus dos Campeonatos del Mundo en 2005 y 2006. Fernando había logrado no solo llegar, sino consolidarse en el “Gran Circo” como le llaman a la máxima categoría, por su espléndida conducción y su convicción en ser siempre mejor. Cabe añadir que fue sub-campeón del mundo en tres ocasiones corriendo para la escudería Ferrari en los años 2010, 2012 y 2013.

Ahora bien, Alonso es el claro ejemplo de que el mundo del deporte conlleva para sus profesionales de elite una complejidad añadida. La visibilidad y alcance de sus actos obliga a que la gestión de la marca personal sea indispensable desde el primer momento. Aunque esto sea así, todavía hay muchos deportistas que no llegan a comprender la importancia de trabajar activamente su marca personal desperdiciando así oportunidades, no fue el caso de Alonso.

Claro está que como profesional en lo suyo es muy competente. Podemos decir que sus características son extraordinarias, que es capaz de hacer un trabajo superior al de la mayoría de los profesionales de su sector. Por lo que cuentan los que entienden de automovilismo, Fernando Alonso es un deportista que tiene talento y que se prepara y entrena muy bien. Pero dejar de ser solo un deportista de élite y convertir su nombre en una marca personal tiene un costo. Pagarlo es una decisión individual de cada deportista que depende de diversos aspectos en los que focalizarse y analizar de manera muy exigente: objetivos, valores, creencias, recursos. ¿Quieres ser un buen profesional o desea que las masas te idolatren? ¿Quieres ser un buen “producto” o deseas convertirte en una “marca valorada”? Además del talento y competencia ¿Qué valores te caracterizan? Por último, ¿Tienes recursos, tiempo, interés y ganas para darle a tu público objetivo lo que exige?. Constantemente esta en juego el deber de decidir si se quiere pagar el precio de hacer realidad los sueños, y esto Fernando lo supo desde un principio.

Aunque sea un genio, un deportista sano y equilibrado, el día tiene 24 horas y a lo mejor no es lo que más le apetece responder con amabilidad preguntas absurdas de periodistas apenas finaliza un Gran Premio. Es preciso destacar que como sucede en lo deportivo, cuesta y mucho luchar por el objetivo, y este costo incluye a la familia, el entorno personal y obviamente la propia imagen y trabajo del deportista. Según mi opinión, para este tipo de personas esta situación significa el deber de contar con un asesoramiento profesional, dedicado a generar acciones tácticas dentro de una estrategia, que deben estar subordinadas a un proyecto a largo plazo y orientadas objetivos personales.

Lo interesante, Alonso supo afrontarlo y de que manera. Revalidando la capacidad de adaptación a cualquier vehículo, una de sus principales cualidades a la hora de conducir, logró adaptarse al nuevo mundo que le tocaba vivir y usufructuar gracias a un oportuno asesoramiento de forma correcta su repercusión mundial. De esta forma logró ampliar sus territorios de marca y ser cada día más interesante para sus patrocinadores. En lo que concierne a sus canales digitales (Twitter, Instagram, Facebook, web), gracias a su simpatía y perfil de deportista moderno, aprovecho la oportunidad dando en la clave de enseñarle a la gente que no ha podido ser deportista aquello que le gustaría ver, que hay en la trastienda. Asesorado correctamente, y conociendo el perfil de su público objetivo en cada red, supo conseguir que eso vaya ocurriendo, generando que muchísimas personas se identifiquen con su marca (engagement), creciendo a lo largo de los años conjuntamente con él, y continúen apoyándolo también en la actualidad.

Conforme al exitoso estado actual de su marca, entre sus principales sponsors, a su acuerdo histórico con Oakley, debemos sumar su reciente contrato con Adidas firmado en marzo del presente, y dado a conocer por Instagram (el canal de comunicación menos formal del piloto). Adidas comenzó a patrocinar a Fernando Alonso de manera personal facilitándole todo tipo de material deportivo y ropa para su día a día. Además, los guantes con los que compite hoy en día son de la marca alemana como se ha podido apreciar en la foto de la publicación en la que anunció el acuerdo.

De igual modo, el 26 de junio del 2015 el asturiano abrió su propio Museo dedicado a su carrera en el automovilismo en la Ciudad de Oviedo exponiendo mas de 270 piezas únicas entre autos, cascos, botas y demás recuerdos de la Formula Uno y un circuito de Kart homologado por la FIA para correr campeonatos internacionales. Es menester destacar que también cuenta con su marca propia de indumentaria Kimoa, de estética californiana, dirigida tanto al público masculino como al femenino, y compuesta por artículos textiles y complementos como gafas de sol y otros.

Mientras tanto, sus ganas de progresar continúan y sus últimas declaraciones en relación a su renovación con McLaren así lo demuestran “El próximo año lo que quiero es ganar. Voy a intentar estar tranquilo y elegir la mejor opción”. En lo estrictamente deportivo, Fernando se merece una nueva oportunidad porque ha demostrado ser el mejor cuando los elementos en un equipo se conjugan y su talento es indiscutible. Asimismo si logra volver a posicionarse entre los primeros, su notoriedad incrementará. Esta es una variable importante para determinar el valor de un deportista ya que, aunque debe ir acompañada de otros atributos de imagen, sirve como premisa para determinar su capacidad de prescripción en distintos territorios. Sin duda, Fernando Alonso cumple con estos requisitos iniciales, incrementado su valor como prescriptor al tener una proyección internacional inmejorable.

En fin, pocos fenómenos cuentan con la universalidad y la rapidez de transmisión de valores y mensajes como el deporte. Los valores tradicionales de superación, sacrificio, determinación, compañerismo, característicos del deporte, conjuntamente con la rápida viralidad de los contenidos, favorecen una relación directa del deportista con su público. Una relación prácticamente imposible de crear en otro contexto.

Como he intentado explicar, Fernando Alonso, representa una marca personal perfecta. Creo que la coherencia de sus acciones, su experiencia y lógicamente sus resultados, hacen del piloto asturiano un personaje digno de admirar e intentar simular. El viaje, su historia de vida, el proceso de aprendizaje, hacen del resultado, el mejor que se podía dar. Solo me queda añadir a modo de reflexión final, que toda marca personal es algo que va a determinar tu presencia en el ámbito que decidas. Busca la excelencia. Si quieres ser un deportista de élite, sé excelente. Si quieres ser un empresario, sé uno de éxito. Si quieres ser cualquier cosa que desees ser, puedes serlo, todo lo tienes dentro de ti, pero recuerda que nunca nadie puede tener dos primeras impresiones de una misma persona, y esa es tu marca personal.

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