Desde 1987 el US Open ha sido el último torneo (orden cronológico) de Grand Slam de tenis en el calendario profesional, precedido por el Abierto de Australia, el Roland Garros parisino y el verde césped de Wimbledon. Como es de público conocimiento se desarrolla en Flushing Meadows, Nueva York, entre fines de agosto y septiembre en cinco modalidades (individuales masculino y femenino, dobles masculino y femenino y dobles mixtos). Cabe mencionar que en su última edición de 2017 el torneo repartió un total de más de 50 millones de dólares entre todos los participantes, con un premio de 3,7 millones para el ganador de la categoría individual masculino.
La nueva marca es una evolución
Es menester mencionar que pese a sus orígenes en el U.S. National Championship, no fue hasta 1968 cuando el torneo incorporó a los profesionales. Por esto último es que este 2018 supone una fecha histórica para la competición, ya que el campeonato celebrará su 50 aniversario. Según la agencia neoyorquina Chermayeff & Geismar & Haviv, encargada del desarrollo de este proyecto, la United States Tennis Association ha querido aprovechar esta ocasión para replantear #branding del campeonato. La marca vigente hasta el año pasado, era un trabajo de hace ya 20 años, que necesitaba ser modernizada y desarrollar atributos compatibles con el modernismo del deporte característico de estos días.
En su pagina web, la agencia deja constancia de cómo la antigua identidad visual no reflejaba la calidad que debería asociarse a un Grand Slam de esta envergadura, así como de los problemas de la misma en los entornos digitales. Es evidente y no puede negarse que la nueva identidad de marca supone una innovación con respecto a su antecesora. También es cierto que precisamente por la simplicidad en la iconización de la pelota y el uso del palo seco, ahora mismo la marca no presentará complicaciones en el marco digital, consiguiendo transmitir el dinamismo y la velocidad característicos del deporte en cuestión.Asimismo en lo referente a los colores, una acertada iluminación del antiguo azul, más vibrante, más digital, que combina bien con el contrastado amarillo de la pelota.
“La nueva marca es una evolución de la idea de la bola llameante, destilada a su esencia para funcionar como un simple icono. El nuevo símbolo moderno está emparejado con una tipografía de palo seco en cursiva y minúscula, con el nombre unido por una «u» y una «n» invertidas. El resultado expresa la energía, el espíritu y la velocidad de la pelota de tenis en llamas y el US Open en sí mismo, al tiempo que moderniza la apariencia, brindando un atractivo más juvenil y optimizando la identidad de las aplicaciones en todo” (Chermayeff & Geismar & Haviv, 2018).
Como factor a mejorar, es necesario hacer alusión a que el proceso de construcción de marca no logra según mi criterio transmitir una imagen con clase y de calidad, coherente con New York. Puede que se trate del cambio en la tipografía. En fin, en un intento de hacer algo diferente, han modificado una marca muy naturalizada por el público en todos estos años lo que en resumen provocará la necesidad de una adaptación a este rediseño, que en su ánimo de simplificación cumple con una serie de objetivos marcados, pero queda lejos de enamorar con su resultado.