El 2 de abril de 1995, un joven David Beckham de sólo 19 años saltaba al campo de juego en el Manchester United, bajo la conducción técnica de Sir Alex Ferguson. Ese día sería un 0-0 ante el Leeds United y el comienzo de una carrera de ensueño para el volante que se destacó siempre por su gran pegada. 25 años más tarde, firma un contrato con uno de los videojuegos más jugados de la historia para convertirse en ícono. Pero no es el único ámbito donde es un ícono.

En los 8 años que estuvo en los Diablos Rojos, David Beckham ya había llegado a ser el futbolista mejor pago del mundo con un salario anual de €15 millones. En 2003 pasó a Real Madrid por $35 millones de dólares e incrementó su salario a €25 millones anuales. En 2007 tomó una decisión importante para el momento y desembarcó en Los Ángeles Galaxy, equipo de la MLS, que se hizo con sus servicios por cinco años a cambio de $55 millones de dólares por temporada que incluían acuerdos comerciales. Entre medio, hubo dos regresos al fútbol europeo en condición de cedido: primero al Milan italiano y luego al PSG francés.

A 7 años de su retiro como profesional, hoy la marca David Beckham firmó un contrato de tres años por más de $50 millones de dólares para aparecer como jugador «ícono» en el Fifa 21. Allí se sumará a una larga e importante lista de jugadores como Diego Armando Maradona, Pelé, Ronaldo, Andres Pirlo y Zinedine Zidane, entre otros. Además, es una decisión que va más allá de un simple juego, si no que lo acercará a un público más joven que en muchos casos no lo vieron jugar en vivo y, en otros casos, sólo vieron destellos de su última etapa como jugador. Y también lo hará quedar como un padre más «cool», como bromeó en su propio posteo.

Con casi 65 millones de seguidores en Instagram, el actual dueño del club Inter Miami participa de campañas a beneficio, promociona productos y muestra su vida como padre y embajador de UNICEF. Cabe destacar que el icónico jugador de la selección inglesa, desde los principios de su carrera, fue forjando su marca personal y hoy sus frutos se ven en contratos de este tipo y en las múltiples marcas que tiene junto a su esposa Victoria Beckham: marcas de indumentaria, ropa interior, anteojos, tiendas de moda, tatuajes, barbería y peinados, whisky, miel orgánica y mucho más…

Con millones ganados por su gran pegada, pero más millones ganados con su carisma, su elegancia y su estilo definido de marca personal, David Beckham es más que un gran pateador de tiros libres, sino que también es un extraordinario empresario y quizás, uno de los mejores ejemplos de branding en el deporte.

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