En el mismo día que la selección suiza de fútbol logró el empate frente al gran candidato Brasil, Roger Federer ganó el ATP 250 de Stuttgart, lo que le significó volver en el día de la fecha oficialmente al número uno del ranking mundial.

El suizo, campeón de 20 Grand Slam, ya se había asegurado desplazar a Rafael Nadal de la primera posición al derrotar al australiano Nick Kyrgios en las semifinales del certamen alemán, que luego ganaría ante el canadiense Milos Raonic.

En medio de la polémica decisión sobre su patrocinio técnico principal Roger llega a el cesped de Wimbledon nuevamente como número uno del ranking. «Son rumores…, pero es verdad que no tengo contrato con Nike desde marzo. Estamos hablando. Veremos qué sucede. Lo haré saber cuando tenga novedades». Por lo pronto, en los ensayos sobre el césped de Stuttgart se vistió con ropa Nike pero de otras temporadas (con la remera en homenaje al título que ganó en enero en Australia, por ejemplo). Y en la conferencia, sin logos en la prenda.

El primer contrato del suizo con la marca de Oregon se firmó en 1994, él tenía 13 años. Así que Nike le vistió cuando llevaba el pelo con un teñido imposible, cuando iba con coleta, cuando se cortó el pelo, cuando empezó a ganar torneos pequeños, cuando le dio por ganar grandes, cuando se convirtió en el mejor jugador de todos los tiempos… siempre ha llevado el swoosh en el pecho, también en la cinta del pelo y en las muñequeras.

La oferta de la firma japonesa está estimada en 30 millones de euros anuales durante los próximos diez años. La firma americana, en principio, no llegará a esas cifras. El contrato que firme le permitirá aumentar todavía más su ya de por sí enorme cuenta corriente.

Es un caso sensible el del suizo, porque en realidad tampoco le debería quedar mucho tenis por delante. Este año cumplirá 37, y a esa edad el tiempo se agota, no hay otra manera de venderlo. Claro que eso a Nike tampoco le importó demasiado en otros casos. Hace unos meses firmó un contrato con Lebron James, que tampoco es un jovencito, por el resto de sus vidas. 1.000 millones de dólares ponía la marca a cambio.

Salir de la marca americana tiene algún que otro quebradero de cabeza añadido, porque no es solo una cuestión de dinero. El primero es que la marca personal de Roger Federer, la RF, es propiedad de Nike, y perder una imagen de tanto tiempo es para pensarlo varias veces. También hay otro mal añadido, y es que Uniqlo no fabrica zapatillas, así que al suizo le pondrá en una situación algo extraña que a los japoneses no parece importar demasiado, al fin y al cabo su ofertón no contempla la necesidad de calzar a la estrella.

La noticia de la salida de Federer de Nike, o para ser más concretos, de la disyuntiva de Roger, la dio un periódico suizo, lo que lleva a pensar a muchos que no deja de ser una estrategia del ídolo para presionar un poco a la casa madre. Más años, más dinero, más capacidad creativa. El desenlace de este pequeña disputa se debería dar en unos días. Federer está camino a Wimbledon, la catedral del tenis que también es el lugar en el que Roger suele ganar. Es una enorme ocasión de márketing, para él y para la marca que haya ganado esta puja. Este año en Londres puede tener su primer torneo con Uniqlo o su último con Nike. O uno más de su eterna carrera con el Swoosh cruzándole el pecho. La decisión de Federer está al caer y podría significar un cambio radical en una de las marcas personales deportivas mas relevantes del mundo.

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